Supuse que tenía que ser así. Aprovechar el hueco entre tus botones, sonreír para disimular ante la mirada de la vieja de gafas después de cerrar los ojos y hacerme mano, mano oculta y navegante, mano diestra, exploradora en tu pecho, ciego animal sin solución, con instintos básicos de supervivencia; mano decoradora de ropa interior, dermatóloga y escultora.
Hoy amputada de tus labios, con alzhéimer de recuerdo, fría aniquilada, mano pañuelo que limpia lágrimas, amiga íntima de tu pecho.
Mano recaba y despacha palabras como éstas para poder ahuyentar el pánico de tenerte lejos.
0 intereses:
Publicar un comentario