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Verdugo por pura excitación, amante confesa de mi oscuridad. Desintegración y síntesis.
Superviviente de la desolación del ser, desertora del imaginado y condicionado soy.
Emergente con la soledad abrazada, danzando sobre el vértigo del pentagrama en llamas de un músico ebrio de libertad que aceptó su confusión destilándose sobre el papel. Read more about me »

Lack of Innocence

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Reflexión

domingo, 6 de enero de 2013

Anoche me golpeó una convicción en forma de palabras.

Es curioso cómo a veces necesitamos que nos recuerden lo que ha salido de nuestros labios. Pero así es el género humano, inseguro y rebosante de dudas.

No me escucho, esa es la conclusión que he sacado en limpio.

Si hay algo que no tolero es la estupidez, y la debilidad asociada a ella; o quizá sea viceversa, quién sabe. Cuán enormemente sencillo es pedir que nos muestren la forma correcta de hacer las cosas, o tan sólo que nos indiquen dónde empieza el camino para, a partir de ahí, empezar a recorrerlo, o siquiera que nos den una pista de por dónde empezar a buscar ese sendero. En definitiva, que nos enseñen.

Pero eso es despreciable.

Nadie puede darte respuestas, y si puede, no debe hacerlo. Y eh, no confundamos términos. Ni se me pasa por la cabeza insinuar que la única vía digna es aquella que se lleva en soledad. Y una polla. Las relaciones humanas son imprescindibles en nuestra vida, ya no sólo por el calor que transmite la proximidad de otra persona, sino porque ¿qué somos nosotros, como individualidades, sin el resto del mundo? La respuesta es nada. Nada, porque no tienes un modelo que imitar (o contrariar), un patrón. Y si no hay referencia base, difícil empezar a configurar nuestra propia persona tal y como queramos que sea... o que no sea. ¿No?

Por otra parte, como ya he dicho, aunque las respuestas estén en ti mismo no siempre se ven a la primera; y es entonces cuando tienen que saber hacértelo ver. Por fortuna sé lo que es eso, que en un momento se abra un túnel enorme a la luz gracias a una frase, un gesto, o incluso un silencio... ESA certeza es la que hace que todo vuelva a su sitio, la que consigue reconfortarte, hacer que las preocupaciones encuentren solución en un segundo.

En un parpadeo todo se equilibra.
¿El equilibrio es imposible?
Depende.
Depende de lo que sea.

No lo considero tanto tener la balanza al cincuenta por ciento, mitad bien, mitad mal, como ser consciente de todo lo que hay en las bandejas y asumirlo. Tenerlo bajo control y así saber cómo poder reaccionar. Siempre con un margen amplio que le dejamos a la Casualidad. Podría estar muerta, pero estoy escribiendo.

La aceptación es el pilar básico que necesitamos para levantar el templo del remedio a partir de ella. Léase que si te conciencias de que puede pasar puedes empezar a preparar tu estrategia de combate y, DESPUÉS, vencer.

Miedo significa confusión.
Equilibrio es lo contrario a Miedo.
Inevitable significa que hay que dejarlo pasar.

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