Fuego. La vida se me quema entre las manos tibias y no cerco los minutos ni la llama de la agonía. El tiempo arde ajeno, inmoral, impreciso.
Se incineran las horas en las que te pienso y se apagan mis sueños, haz de luces que se incendian cuando duermo, y una esperanza que late incierta diminuta entre el fuego abrasador.
Llamaradas del alma, sabor de los besos que se van mordiendo y un nítido cielo que, como un espejo, se hamaca en el Alba con amargo reflejo.
Bendito el caos, en el que expiran mis días. El miedo aumenta y el mundo cautiva desde algún rincón mi audaz pensamiento: tu leve bosquejo y el aire desnudo que abriga mis huesos.
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No se como he llegado aquí, pero todavía sigo flipando por como escribes. Deberias publicar cosas más a menudo!
Mola mucho el blog, ya tienes otro adepto!
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